Matías Lucchesi acaba de estrenar su cuarta película en una década. Cuatro largometrajes en 10 años es un número que pocos puede mostrar, aunque él reniegue un poco de eso. No de las películas (bueno, de alguna sí), sino de poner la carrera en observación a partir de puras métricas. El encanto, cuando todo se mide de modo industrial, se desvanece.
Con El casero vuelve un poco a los orígenes de su debut (Ciencias naturales, 2014), a una escala cinematográfica que lo pone feliz, en la que se siente cómodo y con la que reconectó de mil modos con el cine y con sus ganas de narrar.
Venía de El pampero (2017), con Julio Chávez, y la más traumática Las Rojas (2022), con Natalia Oreiro y Mercedes Morán. Son dos experiencias que ahora mira con perspectiva, y más allá de algunos sinsabores forman parte de un proceso de aprendizaje constante.
Esta nueva comedia con algo de drama propone una mirada por momentos ácida y a la vez entrañable sobre los vínculos familiares. Estrenó en los cines argentinos el 1º de mayo, y desde el jueves 8 está en cartel en el Cine Arte Córdoba. De todos modos, el recorrido empezó antes: al cierre de 2024 fue premiada en Mar del Plata y este año participó del Festival de Málaga con buena recepción.

Una historia en Carlos Paz
El filme El casero comienza con el reencuentro de dos hermanos, Marcela (Paola Barrientos) y Claudio (Alfonso Tort), que regresan a la casa de su infancia tras la muerte de sus padres. Ella llega con un ambicioso plan de convertir la vivienda en un hotel boutique. Él es mucho más ambivalente con la idea.
Nada sale como esperaban: en la casa los espera Ramón (Alvin Astorga), el casero que vivió allí por años y que no tiene intención de irse. Para él, ese también es su hogar.

La ciudad serrana, la casa y la historia tienen mucho de real, o al menos fueron disparadores para una trama fresca y cambiante: en esa vivienda de Carlos Paz, Matías pasó parte de su infancia familiar. Cada vez que se reencontraba con el lugar, tras mucho tiempo sin ir, lo consideraba casi “un museo”. Siempre supo que filmaría algo allí. Que sea una película que lo reconecta con el cine de un modo más amoroso también es una manera elegante y algo poética de cerrar círculos.
Matías vive en Madrid desde hace más de cinco años, pero no puede evitar escribir “historias de acá”, donde acá es siempre Argentina. Ahora está embarcado en el proyecto de una novela, pero también aprovecha para disfrutar el recorrido de El casero, que luego de los cines llegará a las plataformas.
Dice que está feliz por el resultado, por los reconocimientos, por los aplausos, por el recuerdo de un rodaje hermoso con un equipo técnico en parte de Córdoba y en parte de Uruguay, y no es para menos: es una comedia de gran ritmo, con una Paola Barrientos que brilla junto al uruguayo Alfredo Tort y con un guion que funciona siempre, en distintas velocidades, pero funciona.
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Las tensiones en la película comienzan no sólo con el casero en cuestión, sino entre los hermanos, cuando salen a la luz situaciones desopilantes. En el medio aparecen grandes personajes, interpretados por el rosarino Luis Rubio, el cordobés Yayo Guridi o la tucumana Liliana Juárez (El motoarrebatador, Planta Permanente). Un casting bien federal, por cierto.

Director de lento aprendizaje
En diálogo con Cineteca, la conversación con Matías Lucchesi transita la cultura, la Córdoba de sus comienzos –del teatro de Medida x Medida al cine, entre cortos y sueños de largos–, de política, de la producción, de las diferentes escalas para encarar proyectos, de una novela en marcha.
También, cuatro películas más tarde, siente que puede hacer una autodefinición que lo convence de su rol como director. ¿Cómo se considera? “Un director de lento aprendizaje. Lo primero que diría es eso. Recién ahora siento, con la experiencia de El casero, que es por acá. Ahora puedo decir esto es más así, esto es más asá, pero en el medio hubo muchos caminos que fui probando”.

“Hay caminos a veces errados, o mejor dicho, medio tortuosos. Al final, con 44 años veo que la vida no se trata de que hay que sufrir, ni hacer sufrir. Al principio, con algún corto, pensaba que sí: que había que ser estricto, más rígido”, recuerda. En 2009 están datados Savana y Distancias, en IMDB.
En la charla viaja en el tiempo más de 15 años, en un recorrido en el que cambió y creció a pesar de (o también gracias a) algunos golpes. “Hay que tratar de ser fiel a las ideas, y rodearse con la gente correcta. Hacer cine es un proceso creativo que necesita de un buen timonel, pero en el que todas las velas importan. Todos los que manejan los cabos del barquito son importantes. De eso me fui dando cuenta con el tiempo”, dice.
Lo piensa un poco más, y redondea: “¿Qué tipo de director? De lento aprendizaje, sí. Al principio, un poco a los tumbos, por la ansiedad, ante una situación difícil trataba de resolver con manotazos de ahogado. Pero el cine es un trabajo de equipo donde las relaciones humanas priman”.
Universos paralelos
El teatro, la literatura, el cine. Matías Lucchesi toca varios universos que por momentos en Córdoba parecen no tocarse, como si los públicos de unos no tuvieran que ver con los de otros; como si no existiera una comunidad en torno a la cultura más global, ni un interés genuino en ver lo que se hace un poco más allá.
“Creo que todo lo enriquecedor se basa en la curiosidad y en la iniciativa de conocer y empaparse de distintas cosas. Para hacer cine, necesitás todo: hasta lo malo. Un libro, leer, la poesía, la música, el teatro. Cuando empecé, me hice muy amigo de Hugo Mujica, un poeta al que conocí por mi madre y con el que iba a tomar clases de filosofía. Al principio, no entendía nada. No tenía idea, pero iba y me sentaba igual. A la larga, siento que me forjó algo bueno: escucharlo me generaba algo. Es un poco de curiosidad, de ganas de empaparse de otras realidades, sobre todo en el mundo creativo. Si uno trabaja en un banco, no importa tanto, qué se yo, pero si uno quiere hacer películas, escribir libros o actuar tenés que observar y empaparte de otras realidades”.
Si piensa en su carrera, en parte de lo aprendido, cree que “hay que ser fiel a esa primera imagen que dispara el deseo de llevar adelante el trabajo de hacer una película. Ser genuino y auténtico. Todo el tiempo aparecen las tentaciones para cambiar, incluso en El casero”.
Una semana antes de empezar la preproducción, un llamado de Barrientos alertó al director y complicó los planes. Había surgido algo imprevisto y ella no podría ser la protagonista. “Tuve la presión de decir que había que hacerlo con otra actriz, pero preferí esperarla hasta que hubiera que esperarla”.
Eso costó tiempo y dinero, incertidumbre propia y de los demás. “La gente que había viajado para trabajar en Córdoba se tuvo que volver. Pero lo más importante es haber sido fiel a lo que creía. En otros casos, puede que no se termine haciendo la película, pero eso puede ser mejor que hacer un engendro”.
“Hay que respetarse a uno mismo. Uno no puede ceder todo el tiempo. Tenés X cantidad de plata y llueve, y de los cinco días que ibas a filmar podés hacerlo dos. En eso hay que acomodarse, no queda otra, pero hay veces que uno siente que te toca la puerta el Diablo y hay que ponerse firme”.
Sociedades con historia

Cuando escribió este guion, el único papel que tenía pensado y asegurado en su mente era el de Paola. Incluso Alvin Astorga apareció después, y eso que es el único que estuvo en sus cuatro películas, desde Ciencias naturales. A Alvin lo conoció viéndolo descollar con una versión de Israfel en el Teatro Real. “Desde que lo vi, me partió la cabeza”, dice.
Estuvo también en roles menores en las anteriores películas, pero en El casero es nada menos que “el casero”. “Es un actor que tiene una sensibilidad de la que ni siquiera sé si es consciente. Me resulta muy rico todo lo que él genera”, asegura.
Matías Lucchesi en el Cine Arte Córdoba
La película El casero sigue en cartelera en Córdoba. Ahora, suma funciones en el Cine Arte Córdoba, del 8 al 11 de mayo, a las 19.
Este viernes 9, el director Matías Luchessi estará presente en la función para dialogar sobre el proceso creativo y la experiencia de rodaje. Las entradas de jueves y viernes de Espacio Incaa cuestan $3.000, y jubilados y estudiantes pagan $1.500. Sábado 10 y domingo 11 será de $4.000; jubilados y estudiantes $3.000.
Ficha técnica de “El casero”
- Guion y dirección: Matías Lucchesi
- Con: Paola Barrientos, Alfonso Tort, Alvin Astorga, Natalia Dalena, Luis Rubio, Liliana Juárez, Yayo Guridi.
- Director de fotografía: Gustavo Biazzi
- Director de arte: Adrián Suárez
- Música: Hernán Segret
- Vestuario: Sol Muñoz
- Montaje: Eliane Katz y Andrés Tambornino
- Diseño sonoro: Guillermo Picco
- Productoras: Amada Contents, Twins Latin Films, Nadador Cine
- Producción ejecutiva: Marcela Ávalos, Lorena Quevedo, Juan José López, Pedro Barcia
- Duración: 82 minutos.
- País: Argentina, Uruguay
- Género: dramedy
- Año: 2024
- Distribuidora: Salta una Rana SRL